La ida a la cárcel del olivo en Santa Rosa de Viterbo, fue
una experiencia muy satisfactoria ya que aprendí muchas cosas, sobre todo al
amor y al valor de la vida. Esta salida se hizo con la presencia del profesor lucían,
quien por segunda vez nos lleva a la cárcel, al llegar todos siempre sentimos
como miedo, como nervios y al entrar al patio nos sentimos como ‘intimidados’
pero luego de compartir con los internos nadie, ni mis compañeros ni yo queríamos
salir del patio. Allí en el patio 4, donde entramos, realizamos una actividad
teatral, donde mis compañeros y yo queríamos reflejar en nuestra obra que la
justicia tarda pero llega, que si alguno de los que estaban internados en aquel
patio era inocente, seguramente la justicia le llegaría y quedaría libre, luego
de terminar nuestra obra de teatro empezamos hablar con los internos, hablando
sobre sus familias, amigos y de como habían llegado a la cárcel, nos conocimos
un poco, claro que muchos de ellos eran muy tímidos o quizás estaban
avergonzados, en cambio otros hablaban mucho y no les daba pena hablarnos de lo
malo que en algún momento llegaron hacer, nos compartiros cosas y algunas cosas
de las que nos decían nos dejaban como pensativos, algo que nos dijeron fue que
ellos no querían a nadie, que no valía la pena querer a alguien ya que querer
era sufrir; ellos mismos, los internos, nos enseñaron cosas que quizás nosotros
los jóvenes lo consideramos una bobada pero en realidad no lo es, los internos
ya vivieron, ya pasaron y ahora están pagando
por todo lo malo que hicieron, ellos nos enseñaron a no tirar nuestra
vida a la basura robando y aun peor matando.
La experiencia vivida quedara de por vida, son momentos que
uno nunca olvida y que quisiera repetir una y otra vez mas, ojala tengamos la oportunidad
de ir nuevamente pues no es algo fácil pero si es muy bonito.
Tatiana Granados M.
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